Uno de los temas que más me ha tocado hablar en los últimos tiempos es el de los cambios, sean estos cuales fueran, y tengo ganas de hacer un par de post tratando este tema tan importante en nuestra vida, ya sea que hagamos los cambios concientemente o en forma inconsciente. Por la naturaleza humana y por estar dotados de emociones desarrollamos muchos hábitos durante nuestra vida, y con seguridad les puedo decir que gran parte de ellos los adquirimos durante nuestra niñez, donde en sus distintas etapas (infancia, adolecencia) vamos formando nuestros valores y referencias.
Quien puede decir que no guarda algo en su casa que ya no le sirve, o lo que es peor, cuando uno se va de la casa de los padres, allí deja un pasado que muchas veces no queremos tirar (juguetes viejos a veces hasta rotos, ropa vieja que seguramente pensamos que algún día nos hará falta, viejos dispositivos electrónicos, en fin). Estos son hábitos, y los mismos son ejemplos de cómo queremos seguir apegados a momentos que nos marcaron en nuestra vida. Estas cosas nos traen recuerdos de momentos felices y quizás inconcientemente tenemos la esperanza de poder disfrutar otra vez un momento similar. Estos recuerdos también muestran muchas veces cómo nos comportábamos y pensábamos, y obviamente esto ocasiona efectos para nuestra memoria: efectos de nostalgia, de melancolía, de un pasado que no se volverá a repetir, aunque queremos tenerlo presente.
Y así, a medida que nos pasan los años, vamos teniendo más hábitos y más apegos, y pasan a formar parte de nuestras experiencias personales, profesionales y familiares.
Cuando pasamos un largo tiempo en alguna actividad, comenzamos a creer que solamente esa es nuestra función. Nos habituamos a realizar tareas de una forma determinada, y así creemos que nuestra metodología es la ÚNICA que puede ser utilizada. A algunos también nos paso que pensabamos que eramos indispensables para alguna de las cosas que hacíamos, y que si nosotros no estabamos, nadie las iba a poder hacer.
En la revolución industrial, muchos cambios se han producido para todos: imagínense de pasar de tareas manuales, a comenzar a trabajar con máquinas, y el efecto que eso provocó en las diferentes industrias y en las personas que trabajaban en cada una de ellas. Pasamos en forma general de hacer máquinas a controlar máquinas. Estos cambios trajeron hechos positivos para todos, de eso no podemos dudar. Aún así ¿quiénes fueron los ganadores? Los ganadores fueron los que se adaptaron a los cambios y a las innovaciones, aprendiendo a utilizar nuevas herramientas, y así pudieron garantizar su empleo y diferenciarse de otros que se quedaron sin conocimiento ni habilidad para esa época.
Para muchos de nosotros cambiar es muy complicado, y a veces traumático, ya que necesitamos para eso modificar muchas veces conceptos y actitudes, y salir de nuestra zona de confort. Siempre vamos a tener resistencia, explícita o implícita, ya que en general ellos provocan MIEDO en los más profundo de nosotros , y por ello es necesario comprender rápidamente e internalizar que la mayoría de ellos tienen por finalidad proporcionar mejoras, a veces de una manera que no nos imaginamos.
Lo mas importante de entender es que la felicidad y realización no están condicionadas sólo al pasado, o a lo que siempre hicimos. Los cambios mejoran nuestra calidad de vida, pensá en las cosas que no existirían en nuestras vidas sin cambios y avances tecnológicos (cine, viajes...).
CAMBIÁ, revisá tus conceptos, recordá que el mundo seguirá funcionando, optes por cambiar o no, recordá la era industrial y las consecuencias de los que elegieron cambiar y las de los que no, vos elegís (aunque no hagas nada, igualmente así estás eligiendo NO CAMBIAR y las consecuencias de ello en tu vida).
Se feliz, con tus nuevos descubrimientos, con tus cambios, eso es lo mas importante.