En el equipo donde trabajo hace años que dedicamos 1 hora por semana para juntarnos y mirar un video TED entre todos (y debatirlo después). El video es aportado por cualquier persona del equipo, y puede ser de cualquier tema. Y no sólo lo disfrutamos (y salen discusiones que van de lo interesante a lo bizarro), sino que, inconscientemente, estamos alimentando tener diferentes perspectivas. ¿Será que es necesario mantener una dieta mental para fomentar nuestra creatividad en el trabajo?
Consideremos un ejemplo con dos gerentes de marketing regionales de un distribuidor de flores nacional, Bob y Jeremy. A ambos se les da la tarea de maximizar la rentabilidad de sus equipos. Ambos son proactivos con excelentes antecedentes. Pero tienen diferencias muy grandes en la forma que encaran el desarrollo de ideas.
Bob inmediatamente se sumerge en el tema, se entrevista con todas las personas del equipo, estudia los productos de la empresa, y consume todo el material de marketing existente. Busca tendencias pasadas y organiza reuniones con los equipos de operaciones. Bob usa el tiempo de viaje a su casa para leer pronósticos de ventas. En pocas semanas es un experto del producto. Sabe exactamente por lo que pasó su equipo, cómo se están preparando para la temporada alta, y la cantidad precisa de ventas que espera vender durante los próximos 12 meses.
Jeremy empieza la tarea de manera completamente diferente. Usa sus primeros días para examinar los productos de la empresa, pero sólo hasta que siente que los entiende lo suficiente como para tener una idea general. Luego extiende su búsqueda a otras industrias y productos relacionados: golosinas, tarjetas de regalo. Usa el viaje a su casa para leer revistas, buscando conexiones entre la estrategia de marketing de otras empresas y las que él podría usar.
Pasado un mes Bob y Jeremy se presentan a las oficinas centrales para dar sus recomendaciones. ¿Quién de los dos es más probable que ofrezca un enfoque más creativo?
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(no lean abajo, piensen primero un ratito)
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En realidad la pregunta es engañosa. El conocimiento del producto y la experiencia de otras industrias no son mutuamente excluyentes. Un buen director de marketing debería hacer ambas. Pero este ejemplo ilustra un punto importante:
Lo que creamos es función de la información que consumimos.
De manera natural nuestra mente busca conexiones entre las ideas. Y hacia donde dirigimos nuestra atención determina las combinaciones que encontremos. Resulta dificil ser creativos cuando miramos detenidamente un problema usando una sola perspectiva. Nos quedamos en nuestras formas tradicionales de pensar. Para descubrir soluciones nuevas necesitamos romper nuestro marco mental.
El componente vital del pensamiento creativo es tener una dieta basada en una estimulación mental diversa. ¿Se acuerdan del psícologo Dean Simonton, que investigaba a los genios creativos y su alta tasa de errores? Bueno, no es lo único que descubrió. Resulta que sus estudios también muestran que, en promedio, los genios creativos tienen más intereses y hobbies inusuales que sus pares menos exitosos, lo cual seguramente les permitia ver los problemas de manera diferente.
A más ideas nos expongamos, más probable que encontremos una solución novedosa. Como explica Todd Henry (autor de The Accidental Creative): "Si queremos generar ideas brillantes de manera habitual, debemos ser conscientes de las cosas que ponemos en nuestra cabeza".
El desafio en la mayoría de los lugares de trabajo es que los empleados se exponen a la misma información día tras día, lo que hace dificil que se generan soluciones innovadoras. Pero ya son varias las empresas que están tratando de romper este paradigma (siguiendo el ejemplo de casos de éxito bien conocidos, como Google, Yahoo y Facebook).
¡Ideas!
Google y otras empresas intentaron romper el paradigma clásico y hacer acciones para fomentar puntos de vista diferentes. Invitaron a sus empleados a que guarden una porción de su tiempo cada semana para usar como espacio de exploración libre, siguiendo los proyectos que ellos eligieran. El único requerimiento es que su esfuerzo tenga el potencial de beneficiar a la empresa de alguna manera.
Esta práctica no es tan desestructurada como parece. Por ejemplo, en Google los desarrolladores usaban el 20% de su tiempo en proyectos propios, y se los fomenta a que trabajen en equipo. Esta dinámica interpersonal y de responsabilidad compartida hace que se genere orgullo por los proyectos. De esta práctica salieron productos como Gmail, Google News, Google Earth y AdSense (un producto que le genera a Google $10.000 millones por año).
En 3M, los empleados presentan su trabajo al resto de la organización usando tableros, afiches y cosas similares en una feria de ciencia anual.
Y a los innovadores más destacados de Qualcomm se los recompensa con premios en efectivo y acciones.
Otra forma de exponer a las personas a ideas nuevas e inesperadas es usar una hora por semana para juntarse y mirar charlas TED. También podemos agendar un evento mensual para compartir tendencias de la industria entre los empleados. O podemos iniciar un club "No hace falta que leas el libro" para estimular la discusión de nuevas ideas a partir de libros leídos por alguno de sus miembros (como hace Mercedes-Benz).
En definitiva, quizás entregarle el 20% del tiempo a los empleados pueda no ser una idea accionable en cualquier industria. O quizás no tengamos apoyo para hacer una feria anual. Pero estas prácticas tiene beneficios innegables que merecen ser considerados, sin importar el negocio que tengamos.