¿Alguna vez pasaste por la situación de tener en frente a una persona que parece esforzarse en ser antipática y eso provocarte molestia?
Con tan sólo voluntad de entendimiento y ganas de escuchar, puedes disfrutar ya de la última revolución laboral. La empatía cotiza al alza y mejora también tu vida personal.
Recurrir al uso de la empatía para mejorar las relaciones con los demás, lo que se traduce en mejoras laborables tangibles: mayor efectividad en los proyectos, más habilidad para resolver los conflictos y, en definitiva, un aumento del rendimiento general. Te conviertes en una persona más sutil, consciente de la labor exquisita que es conocer a los demás.
La empatía se trata de ponerse en los zapatos del otro -exactamente en su número-, pero, y esto es muy importante, sin perder los propios.
Joaquina Fernández dirige un máster en crecimiento personal en la Universidad de Alcalá de Henares y explica así la evolución de sus estudiantes, profesionales del espectáculo, la hostelería o los negocios: "Lo que les ocurre al activar la empatía es que encienden la escucha activa: perciben mejor el ambiente y actúan en consecuencia, con decisiones más ecuánimes y rápidas, respetando la diversidad y alcanzando el éxito con mayor facilidad".
Rosa Montero es uno de estos ejemplos de éxito con naturaleza empática. Con más de dos mil entrevistas a sus espaldas, la escritora se ha enfrentado con personalidades tan complicadas y distintas como Arafat, Felipe González o Paul McCartney. De todos ha sabido captar la esencia y en todos los casos ha salido "viva" del lance. "Intento comprender desde dónde ve el mundo el entrevistado y no me tomo nada como algo personal. Prefiero que se cree ese clima de intimidad que necesita una entrevista, pero si la persona se pone agresiva, como me sucedió con Orhan Pamuk, puede ser interesante también, porque rompe con su estereotipo social y me da datos. Me abre una ventana para sentir lo que le pasa por dentro".
La EMPATIA no tiene nada que ver con la SIMPATIA. Todos los expertos subrayan el abismo que las separa. No se trata de caer bien a la gente: es más valiosa cuanto más antipático nos resulte la persona que tenemos enfrente. «Se puede ser antipático y, a la vez, tremendamente empático y puedes ser muy simpático y nada empático», recita Fernández.
No obstante, este nuevo modo de enfocar las relaciones laborales también despierta dudas. El sociólogo del trabajo Jorge Lago advierte, por ejemplo, de que incluir el aparato emocional en el trabajo puede ser una trampa, ya que "podría poner fin a la tradicional separación entre vida personal y laboral". Contra esto, otros psicólogos y profesionales empáticos apuestan por una revolución desde dentro, cambiando el sistema a través de estas tuberías relacionales.
¿Cuántas veces hemos estado preocupados o angustiados por algo, y nos hemos encontrado con alguien que simplemente con una mirada, con un gesto o una palabra oportuna, ha hecho que nos sintamos mejor?. En este caso, la capacidad empática de esta persona es la que ha contribuido a nuestra mejoría.
¿Cómo se desarrolla la empatía?
La empatía se da en todas las personas en mayor o menor grado. No se trata de un don especial con el que nacemos, sino de una cualidad que podemos desarrollar y potenciar. La capacidad para la empatía empieza a desarrollarse en la infancia.
Los padres son los que cubren las necesidades afectivas de los hijos y los que les enseñan, no solo a expresar los propios sentimientos, sino también, a descubrir y comprender los de los demás.
Si los padres no saben mostrar afecto y comprender lo que sienten y necesitan sus hijos, estos no aprenderán a expresar emociones propias y por consiguiente, no sabrán interpretar y sentir las ajenas.
De ahí la importancia de una buena comunicación emocional en la familia desde el principio.
La capacidad para la empatía se desarrollará más fácilmente en aquellas personas que han vivido en un ambiente en el que han sido aceptadas y comprendidas, han recibido consuelo cuando lloraban y tenían miedo, han visto como se vivía la preocupación por los demás...
En definitiva, cuando las necesidades afectivas y emocionales han estado cubiertas desde los primeros años de vida.
Obstáculos que dificultan la empatía
Entre los errores que solemos cometer con más frecuencia a la hora de relacionarnos con los demás están esa tendencia a quitarle importancia a lo que le preocupa al otro e intentar ridiculizar sus sentimientos; escuchar con prejuicios y dejar que nuestras ideas y creencias influyan a la hora de interpretar lo que les ocurre; juzgar y acudir a frases del tipo "lo que has hecho está mal", "de esta forma no vas a conseguir nada", "nunca haces algo bien"... ; sentir compasión; ponerse como ejemplo por haber pasado por las mismas experiencias; intentar animar sin más, con frases como "ánimo en esta vida todo se supera"; dar la razón y seguir la corriente....Todo esto, lo único que hace es bloquear la comunicación e impedir que se produzca una buena relación empática.
Las personas que están excesivamente pendientes de sí mismas tienen más dificultades para pensar en los demás y ponerse en su lugar.
Por lo tanto, para el desarrollo de la empatía tendríamos que ser capaces de salir de nosotros mismos e intentar entrar en el mundo del otro.
Estrategias para desarrollar la empatía
Hay personas que por diversas razones tienen mucha capacidad empática y sin embargo otras, poseen enormes dificultades para entenderse con la gente y ponerse en su lugar.
En cualquier caso, conviene saber que las habilidades empáticas se pueden potenciar y desarrollar.
En cuanto a las actitudes que se deben tener para desarrollar la empatía destacan:
- Escuchar con la mente abierta y sin prejuicios; prestar atención y mostrar interés por lo que nos están contando, ya que no es suficiente con saber lo que el otro siente, sino que tenemos que demostrárselo; no interrumpir mientras nos están hablando y evitar convertirnos en un experto que se dedica a dar consejos en lugar de intentar sentir lo que el otro siente.
- Habilidad de descubrir, reconocer y recompensar las cualidades y logros de los demás. Esto va a contribuir, no solamente a fomentar sus capacidades, sino que descubrirán también, nuestra preocupación e interés por ellos.
¿Cómo expresar la empatía?
Hay varias formas de expresar empatía.
Una de ellas es hacer preguntas abiertas. Preguntas que ayudan a continuar la conversación y le hacen ver a la otra persona que estamos interesados por lo que nos está contando.
Es importante, también, intentar avanzar lentamente en el diálogo, de esta forma estamos ayudando a la otra persona a que tome perspectiva de lo que le ocurre, dejamos que los pensamientos y sentimientos vayan al unísono y nos da tiempo de asimilar y reflexionar sobre el tema.
Antes de dar nuestra opinión sobre el tema, debemos esperar a tener información suficiente, cerciorarnos de que la otra persona nos ha contado todo lo que quería y de que nosotros hemos escuchado e interpretado correctamente lo esencial de su mensaje.
En ocasiones los otros no necesitan nuestra opinión y consejo, sino saber que los estamos entendiendo y sintiendo lo que ellos nos quieren transmitir.
Cuando tengamos que dar nuestra opinión sobre lo que nos están contando es muy importante hacerlo de forma constructiva, ser sinceros y procurar no herir con nuestros comentarios.
Para esto es muy importante ser respetuoso con los sentimientos y pensamientos de la otra persona y aceptar abiertamente lo que nos está contando.
Es aconsejable tener una buena predisposición para aceptar las diferencias que tenemos con los demás, ser tolerantes y tener paciencia con los que nos rodean y con nosotros mismos.
Aunque ser tolerante no quiere decir que tengamos que soportar conductas que nos hacen daño o que pueden hacer daño a otros, sino aceptar, comprender y respetar las diferencias.