Cuando realmente nos importa lo que hacemos, entonces también nos importa hacerlo mejor. Esto involucra reflexionar sobre cómo hacen las cosas, y probar nuevas técnicas para ver si nos permiten mejorar. Aunque otras personas nos recomienden técnicas, la única forma de saber si funcionan con uno es probarlas y ver si mejoran nuestro rendimiento.
El problema es que la mejora no es lineal, especialmente con nuevas técnicas. A menudo existe una brecha que se abre cuando probamos una estrategia nueva. Un buen ejemplo de esto lo da Gerald Weinberg en su libro Becoming a Technical Leader. Allí nos ilustra referente a su hábito de jugar al pinball:
A medida que iba mejorando lentamente con mi juego, comencé a sospechar que me estaba faltando algo. Aunque mi puntaje crecía rapidamente cuando había tres bolas en juego, cada tanto, mientras intentaba mantener las tres bolas andando, perdía las tres bolas a la vez. Esto ocurría sólo una vez de cada cuatro, pero significaba que perdía uno de los tres turnos tan preciados.
Me pregunté qué ocurriría si dejaba de intentar mantener las tres bolas en juego y me concentraba en asegurarme que sólo una de las tres bolas se mantuviera en el campo de juego. Cuando intenté esta nueva estrategía, mi puntaje cayó inmediatamente en un abismo. De hecho, estaba jugando contra un chico bastante bueno en ese momento, y comenzó a ganarme. Como no podía soportar una derrota, volví a mi estrategia anterior para poner las cosas en su lugar.
Sin embargo, más tarde, cuando no había nadie que me observara, intenté otra vez con la nueva estrategia. Nuevamente mi puntaje cayó, pero me di cuenta que no estaba perdiendo turnos con tanta frecuencia, quizás sólo uno de cada cinco veces cuando jugaba con las tres bolas. De manera constante, con práctica, mejoré mi habilidad para ignorar a las otras dos bolas y mantenía al menos una bola en juego. No sumaba tantos puntos cada vez que había tres bolas en juego, pero mi puntaje general aumentó. También logré jugar más tiempo por partida, el cual es uno de los principales objetivos del juego.
El punto es que cuando probamos una técnica nueva en general nos va a ir peor, al menos inicialmente. Tenemos que trabajar con algo que no nos es familiar, quizás también tengamos que desaprender algunas otras cosas que nos estorban. Durante este periodo nuestro rendimiento va a decaer. Sólo con perserverancia vamos a superarlo, llegar a un nivel superior y lograr mejores resultados.
Mientras estamos en el abismo es muy tentador volver al terreno conocido. Por ejemplo, cuando aprendemos un lenguaje nuevo, a menudo es tentador dejarlo de lado cuando tenemos una tarea que sabemos cómo solucionar con un lenguaje más familiar.
En general el primer abismo es el crucial porque, una vez que hayamos pasado por un ciclo de abismo y superación, vamos a estar familiarizados con todas las emociones involucradas. Nuestra memoria nos pueda ayudar a superar el próximo abismo. Luego de unos cuantos ciclos esta sensación se vuelve familiar y mucho menos atemorizante.
Eso si, hay un costado oscuro: a veces no hay una mejora. A veces una técnica simplemente no funciona, o al menos no funciona para uno. El tema es que nunca podemos estar seguros de si este nivel superior se encuentra a una semana más de distancia, a un mes, o si directamente no existe.
Para este problema no hay solución, pero esto no nos tiene que hacer huir cada vez que nos encontremos con un abismo en nuestro camino. Los abismos son una parte común de la mejora, y si realmente queremos hacer un progreso real en cualquier cosa, vamos a tener que trabajar para superarlos.