En el artículo original, los 25 consejos son para Directivos. Al releerlo despues de un tiempo, me dió ganas de compartirlo mas abiertamente, y que cualquiera que en algún momento tenga pensado llevar adelante un proyecto y a las personas para que lleguen a final del mismo con éxito, pueda llevarse un par de temas de la lista que me parece muy buena.
1. Diviértete mucho en tu trabajo de dirección, ríete con frecuencia, empéñate en pasarlo muy bien (tú y tus colaboradores). Si esta primera indicación te parece frívola, dimite de tu puesto: no tienes futuro como directivo.
2. Hazte un equipo genial. No emprendas ninguna otra tarea antes de conseguir ese objetivo.
3. Considera que todos los errores y problemas que cometen o causan los que están debajo de ti son culpa tuya: has elegido mal a tu gente, o no los has formado bien, o no has sabido entusiasmarles con un proyecto atractivo.
4. No tengas un planteamiento dialéctico con "los de abajo": si te piden algo, no les digas que ya les has financiado tal o cual asunto: piensa que tu gente necesita lo que solicita y que debes hacer lo posible por conseguir que lo tengan.
5. No exijas que confíen en ti o que estén unidos a ti: la confianza te la ganas con tus actos. Antes de tomar una decisión plantéate: ¿"mi gente" va a confiar más en mí si actúo así? No hagas nada que no puedas explicar, que no parezca razonable, que genere desconcierto o desánimo a tu alrededor.
6. Comparte la información con "los de abajo"; permite que tengan visión de conjunto; da razones convincentes; no invoques el principio de autoridad, o tu experiencia, o tus años, para que te hagan caso. La edad avanzada -si la tienes- te da algunos derechos: por ejemplo, a ser tratado con deferencia o a pagar tarifa reducida en el Subte; pero no garantiza que tus opiniones sean infalibles.
7. Celebra los éxitos, aunque sean pequeños (no te preocupes: unas coca-colas y unos pinchos de tortilla no desequilibran el presupuesto...). Da poca importancia a los fracasos: analízalos sólo para aprender y mejorar.
8. Piensa en lo que ya has logrado: obstáculos salvados, metas alcanzadas, proyectos relizados... No te inquietes si es largo camino que te queda por recorrer. No compares tu organización con la perfección o la utopía: no sirve para nada y te puedes desanimar.
9. Plantéate si te estás haciendo cargo de los problemas y proyectos de "los de abajo". Hay un sistema infalible: pregúntaselo.
10. Recuerda que eres buen directivo si propones metas valiosas y atractivas, y generas pasión y entusiasmo en tu gente.
11. No te preocupes excesivamente si unos pocos de los que dependen de ti no te entienden o desconfían de tu modo de trabajar: ni el mejor sistema de selección es capaz de evitar que haya un 5% de personas raras, complicadas e hipersusceptibles en cualquier organización.
12. Pero ponte muy nervioso si esa cifra supera el 20%: no olvides que el buen directivo es querido por su gente.
13. Haz deporte; bebe cerveza (o lo que quieras); pasea por el monte; escucha la música de Phil Collins (o de quien quieras); lee buena literatura; descansa. Muy pocas veces en la vida un directivo debe estar al límite. Lo normal es que le sobren energía y facultades para afrontar en plena forma las decisiones más relevantes.
14. Aunque tengas gran admiración por la policía o por la guardia civil, no intentes controlarlo todo: es imposible. Selecciona bien a tu gente, prescinde de los que no están a la altura, confía en tu equipo. ¿Dicen de ti que eres extraordinariamente alentador?
15. No des excesiva importancia a que no te obedezcan: con frecuencia, tu gente decidirá con razón no hacerte caso, porque tiene datos que tu no conoces.
16. Gobierna con serenidad y de modo amable: las coces y las broncas no constituyen modos de gobierno aceptables en el siglo XXI (por cierto, tampoco lo eran en el XX).
17. De vez en cuando debes distanciarte de los problemas y de las preocupaciones cotidianas. Trabaja con perspectiva. Plantéate cómo quieres que sea tu organización dentro de cinco años. Haz un poco de ciencia ficción y aumenta ese plazo a veinte años. Y ahora, pregúntate: ¿por qué te inquieta tanto esa chinita en el zapato, de la que ni te vas a acordar dentro de dos meses?
18. Favorece los cauces informales de comunicación: encuentros fuera del lugar habitual de trabajo, comidas, etc. Las reuniones formales sirven para tomar decisiones, pero no son útiles para para poner en común ideas, explorar nuevas iniciativas, compartir proyectos o generar enfoques creativos, porque existen demasiadas normas y un estricto sentido de la jerarquía.
19. Ante cualquier propuesta de cambio no respondas "es que" sino "¿por qué no?".
20. No invoques continuamente la "normativa interna" de tu organización. La normativa no es un fin sino un procedimiento que facilita cumplir unos objetivos: si es necesario -y con frecuencia lo será- habrá que hacer excepciones o cambiarla si no resulta útil.
21. Busca a quien te pueda sustituir. Si han pasado muchos años y no lo encuentras, dimite: probablemente estás tratando de hacerte insustituible y corres peligro de poner más interés en conservar tu cargo que en lograr los fines de tu organización.
22. Procura que quienes dependen de ti sean cada día mejores profesionales y mejores personas, y que también cada día estén más contentos trabajando en tu empresa; eso requiere un ambiente (de libertad y confianza) y un plan (de desarrollo profesional).
23. Selecciona a personas optimistas, divertidas, con buen humor, sonrientes, flexibles, tolerantes, descomplicadas, comprensivas y "normales" (presta atención a esta última cualidad, porque comienza a ser poco frecuente). Hay otros requisitos profesionales muy valiosos, pero los anteriormente citados son irrenunciables (tanto para tu salud psíquica como para el futuro de tu compañía).
24. No te rodees de "súbditos" que carecen de tu autoridad, experiencia y conocimientos, que sólo te pueden seguir y no están en condiciones de llevarte la contraria. Esfuérzate por tener a tu lado "socios", personas que estén a tu mismo nivel, con quien puedas trabajar en situación de igualdad. Si tienes un grupo de "socios" extraordinario, no te van a poder parar.
25. No consientas tener jefes incompetentes, tiranos o injustos. Habla con ellos para que se empeñen en gobernar mejor; dales tiempo: tal vez aún estén en condiciones de aprender y de rectificar. Pero si pierdes definitivamente la confianza en ellos o piensas que te impiden trabajar con libertad, pregúntate qué haces todavía en esa empresa.
Extracto del artículo titulado "El gobierno de las empresas de comunicación" aparecido en la revista Perspectivas, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.