La crisis económica mundial (que puede explicarse de forma clara y con humor) está impactando a prácticamente todas las áreas, y el sector informático no es la excepción. El año próximo se perfila como "dificil" para Sistemas, con reducciones previstas en varias organizaciones.
Durante estos años de alegría financiera, no son pocas las empresas que se dedicaron a tirar manteca al techo, malgastando dinero y contratando personal de forma indiscriminada. Pero ya lo sabemos, incorporar más gente para producir más no suele ser la solución más eficiente. ¿Qué pasaría si, en vez de contratar más personal, las empresas se dedicaran a que sus empleados trabajen mejor?
Mejorar el proceso de software para aumentar la calidad y productividad, y a la vez disminuir costos, debería ser la clave para enfrentar el año que está por empezar.
Alternativas... que no lo son
Realidad hoy en muchas empresas: el área de sistemas es un descontrol, sin una metodología de desarrollo formal, más bien dedicada al infame "codear-y-arreglar". En este panorama, producir más significa contratar más desarrolladores. Y es esta misma acción la que, paradójicamente, genera menos productividad, ya que termina agregando más elementos a un proceso caótico.
Pero, ¿qué opciones hay para mejorar? Podría pensarse en adoptar una metodología en cascada, modelo tan probado como desrecomendado. Salvo contadas excepciones, un modelo en cascada no es una opción viable de desarrollo. De hecho, es probable que el "codear-y-arreglar" actual tenga un modelo en cascada implícito en su ejecución. El modelo en cascada no sirve frente a una crisis: requiere un ambiente controlado, conocido y mucha certidumbre. Todos estos atributos escasean durantes las crsis. En cambio, durante las crisis se requiere de flexiblidad y rápida reacción frente a los cambios, para poder sortear con éxito los escenarios que se plantean.
Otra alternativa podría ser una metodología pesada como CMMI. Sin embargo, estos procesos requieren años de adopción y disciplina, son complejos y costosos de implementar y, peor aún, actualmente perdieron su objetivo real. Hoy en día CMMI es la venta de una certificación, un título bonito que las empresas compran para poder colgar en la pared. Lejos quedó atrás el objetivo original de esta certificación, que es la mejora en el proceso de software. Seguramente todos conocemos alguna que otra organización que quiere certificar en CMMI, sin saber realmente qué significa eso, ni creer en el proceso que plantea. CMMI fue una idea con buenas intenciones, devenida en una vergüenza profesional (pero atractivamente comercial).
La oportunidad ágil
Frente a este escenario, en donde se necesitará poder enfrentar requerimientos cambiantes e inciertos que surgirán por la crisis, las metodologías ágiles se perfilan como una alternativa interesante y viable. Si bien perfeccionar una implementación ágil lleva años, la implementación puede hacerse en apenas unos días. Las reglas son simples, conocidas, y sobre todo, éticas y basadas en la confianza.
Ágil es, ante todo, una metodología humana, qué hace énfasis en las personas primero y luego en el proceso. En las situaciones de crisis hay que resguardar al activo más importante de la empresa: justamente las personas, quien de hecho conforman a la empresa (por definición, no existe una organización sin personas).
Como consecuencia de esto, Ágil busca formar equipos unidos que se comuniquen y se basen en principios éticos para actuar. Y es esta comunicación verdadera, basada en la sinceridad y en mostrar la realidad, la que permite afrontar las crisis.
En tiempos de crisis es necesario conocer la realidad tal cual es para poder tomar las mejores decisiones, en todo momento. En Ágil, ocultar la realidad no es una opción: el mismo proceso pone al descubierto estos malos hábitos, y los enfrenta continuamente hasta resolverlos.
Por supuesto que este cambio no es ni simple ni facil, pero la situación a enfrentar tampoco lo es. Seguramente a muchos les costará la adaptación; otros estarán demasiado acostumbrados a los viejos hábitos y no querrán sumarse al cambio, por lo quedeberán seguir su camino en otro lugar. Pero quienes sean valientes para enfrentar la crisis con inteligencia saldrán fortalecidos, tendrán una nueva visión de la realidad, del trabajo en equipo y de su propia capacidad para aprender y adaptarse a los cambios.
Las crisis pueden tomarse como problemas o, mejor aún, verlos como oportunidades para crecer. Estamos comenzando una etapa con variadas oportunidades a todo nivel, las cuales no debemos ignorar. Y las metodologías ágiles son una gran herramienta para superar estos desafios.