Si bien sabemos mucho sobre la formación de la amistad, parece que se usara poco de este conocimiento en los espacios de trabajo para cultivar las relaciones. Consideremos por ejemplo lo que ocurre cuando un empleado nuevo se une a la empresa. En muchas organizaciones se le presta muy poca atención el impacto que tiene el ingreso de una persona, y cómo estos primeros días pueden contribuir (o restar) a la sensación de conexión entre los miembros del equipo.
Consideremos por ejemplo lo que ocurre cuando un empleado nuevo se une a la empresa. En muchas organizaciones se le presta muy poca atención el impacto que tiene el ingreso de una persona, y cómo estos primeros días pueden contribuir (o restar) a la sensación de conexión entre los miembros del equipo.
Cuando me uní a una empresa de consultoría en Nueva York, el proceso de ingreso consistió en aparecer el primer día en la oficina, ver a mi mi jefe quitar unas cajas del escritorio, para luego decirme: "Podés sentarte acá por ahora".
En el otro extremo están los procesos que exageran, exponiendo a los nuevos miembros al equivalente corporativo de una cita apurada. Se apilan reuniones para que la persona conozca lo antes posible a todos los líderes importantes de la empreesa.
Aunque es bien intencionado, este enfoque fuerza a los empleados a saltar de oficina en oficina, respondiendo las mismas preguntas superficiales una y otra vez, y quedando con poco espacio para retener toda la información. Al finalizar el día, la persona tiene un montón de caras mezcladas, y no se desarrolló ninguna conexión importante.
Ambos extremos fallan por la misma razón: diseñan el ingreso de una persona desde el punto de vista de la organización, y no del empleado. Y al hacer esto, pierden la oportunidad de fomentar amistades cercanas.
¿Se acuerdan cómo se sintieron su primer día en el trabajo? Orgullosos, enérgicos, quizás algo ansiosos... no querían ser ignorados, y seguro que tampoco querían sentirse abrumados. Lo que querían era encontrar una forma de mostrarles a sus nuevos compañeros (y especialmente a su jefe) la buena decisión que habían tomado al contratarlos.
Los procesos de ingreso inteligentes apoyan las necesidades del empleado y de la organización, resolviendo dos preocupaciones que suele estar en la cabeza de quienes ingresan: demostrar su competencia y conectarse con sus colegas.
Entrar a una organización es como llegar a una fiesta que empezó hace años. Algunas personas van a adaptarse rápidamente, pero a muchos les vas a costar entender qué hacer. Los primeros minutos son críticos para un invitado, porque mientras más tiempo se sienta aislado, más van a racionalizar la experiencia con pensamientos negativos como "Todos acá son muy aburridos" (defensivo) o "No les debo gustar a estas personas" (auto-crítica).
Un anfitrión considerado planea por adelantado, y encuentra formas de maximizar las oportunidades de interacción, ubicando comida en distintos lugares, pensando la ubicación del bar, y ocasionalmente buscando la ayuda de otros invitados para presentar a los nuevos, resaltando lo que tienen en común. Los lugares de trabajo inteligentes hacel algo similar. Se dan cuenta que es responsabilidad de la organización usar técnicas para integrar a los empleados desde el momento de su llegada.
Idea 1: juntarse en un café antes del primer día
Una clave es entender que el ingreso dura más de un día, y puede estirarse para darle tiempo a las personas a adaptarse, entender la organización y su cultura, y conocer a otros colegas. El ingreso no tiene porqué empezar el primer día de trabajo. Puede comenzar desde el momento que la persona acepta el puesto, cuando el entusiasmo por la posición está en su lugar más alto. En vez de pedirle a Recursos Humanos que inicie el proceso, podemos asignar a uno o dos miembros del equipo para que se presenten via email, y ofrezcan juntarse para tomar un café. Fomentemos que compartan información de proyectos anteriores, y ayuden al futuro integrante a aprender el significado de su rol. Mientras más contexto tengan las personas antes de empezar, más facil les resultará sentirse competentes y apreciados durante su primer día.
Idea 2: presentar con info divertida
Otra técnica: presentar a los nuevos ingresos revelando más que su historia profesional. Hablemos de sus hobbies, su programa de TV favorito, o algún talento del que se sientan orgullosos. Recordemos: la similitud inicia amistades. Lo que para algunos puede ser un detalle trivial, para otros puede ser inicio de una relación.
Idea 3: entrevista de temas personales
Otra alternativa puede ser darle una entrevista al nuevo ingreso, con preguntas sobre sus intereses personales. Los jefes puede usar estas respuestas para hacer una presentación más colorida, haciendo que a los miembros del equipo les resulte más facil iniciar converasciones de temas no relacionados con el trabajo.
Idea 4: entrevistas personales entre los miembros del equipo
Una técnica que usamos en nuestro equipo con gran éxito: darle al nuevo ingreso un listado de todos los integrantes del equipo, y pedirle que durante las próximas semanas tenga una entrevista individual y presencial con cada miembro del equipo. Durante la entrevista ambas personas juegan el papel de entrevistado y entrevistador, por turnos. Hay sólo 2 reglas básicas: el entrevistador puede preguntar cualquier cosa sobre cualquier tema, y el entrevistado puede negarse a responder cualquier pregunta. Estas dos reglas, conocidas por ambas partes, permiten explorar con curiosidad a las personas, y a la vez brinda un manto de seguridad.
Al terminar las entrevistas, el nuevo ingreso conoce detalle personales de todos los miembros del equipo, y por otro lado cada miembro del equipo conoce aspectos únicos del nuevo ingreso. Es una pequeña inversión de tiempo, que se recupera con creces por las nuevas relaciones que se forman.
Idea 5: seleccionar con criterio la primera tarea en equipo
También ayuda pensar con cuidado la primera tarea para el nuevo ingreso. Podemos usar esta primer tarea como una oportunidad para ampliar relaciones. Conviene elegir tareas en proyectos colaborativos, donde no se pueda trabajar de manera aislada y se pueda lograr un éxito temprano. Los logros compartidos van a favorecer las relaciones y a la vez aumentan el orgullo por el equipo.
El ingreso es complejo... pero lo vale!
Si hacer todo esto para un nuevo ingreso parece complejo, es porque lo es. Construir relaciones duraderas lleva tiempo. En una fiesta, una buena presentación del invitado puede ser la diferencia entre quedarse hasta el final o irse temprano con una excusa. Lo mismo ocurre con los lugares de trabajo. Lo que sienten los empleados en sus primeros días influencia todas las impresiones que desarrollen después.