El autor Ron Friedman comparte en su libro "The Best Place to Work" (El mejor lugar para trabajar) varias reflexiones sobre porqué enfocarnos en el éxito puede ser contraproducente para generar un ámbito de trabajo saludable. Y comienza con un idea simple, intuitiva y que puede ayudarnos a animarnos a hacer más: Cuando tenemos una gran cantidad de intentos, cada fracaso individual se vuelve mucho menos importante.
Aceptar el fracaso no sólo hace que resulte más facil tomar riesgos. En una enorme cantidad de casos, es el único camino confiable al éxito.
Simonton (psicólogo social) estudia a los genios. A los genios creativos (como Shakespeare, Ludwig van Beethoven, Leonardo Da Vinci), más especificamente, y se hace preguntas del estilo: ¿De dónde provienen? ¿Como se desarrollaron? ¿Que podemos hacer para incorporar sus técnicas a nuestra vida?
Al eximanr las vidas de estos genios creativos, incluyendo sus antecedentes, su educación y su productividad, Simonton puede ofrecer una cantidad de observaciones sobre la manera que estos artistas difieren de otras personas en su mismo ámbito.
Entonces, ¿qué tenían de distinto estos genios?
Por un lado, los genios creativos tienden a tener un grupo de intereses más amplio que sus contemporaneos promedio. Mientras trabajaban para encontrar la solución en un dominio, se dispersaban en campos poco relacionados, explorando los mundos del arte, la música y la literatura. Podía parecer que estaban vagando, pero a menudo fueron estas experiencias externas las que alimentaron su capacidad para generar conexiones inesperadas.
Pero quizás el descubrimiento más interesante del estudio de Simenton es que los genios creativos no sólo ofrecian más soluciones creativas. Ofrecian más soluciones, punto.
¿Que tienen en común Shakespere, Dickens, Tolstoy, Picasso, Monet, Bach, Mozart, Wagner, Schubert, Brahms y Dostoyevsky? Todos ellos produjeron mucho más que sus contemporaneos.
Y más importante, no todos sus creaciones fueron obras maestras. De hecho, hoy en día son recordados por solo una fracción de su trabajo completo. Los genios creativos simplemente no generaban obras maestras de manera habitual. Sin embargo, la calidad que los distingue no podía ser posible sin la cantidad de sus intentos.
Mientras más soluciones generamos, se vuelve más probable que logremos una combinación ganadora que sobreviva, porque sea considerada novedosa y útil.
Es importante mencionar que, por supuesto, la cantidad solo no alcanza. Si yo fuera a renunciar a mi trabajo y me dedicara el resto de mi vida a pintar paisajes, la probabilidad de que mi trabajo sea publicado en el Museo de Arte seguiría siendo ínfima. Sin embargo, "ínfima" es una enorme mejora sobre mi probabilidad actual. Porque en ausencia de cantidad, mi probabilidad es nula.
Otra consecuencia importante del estudio: los genios creativos no sólo intentaban más soluciones - también erraban seguido.
"Nuestra política es probar cosas', dijo el CEO de Google Eric Schmidt, cuando anunción en 2010 que su empresa estaba apagando Google Wave. "Celebramos los fracasos. Esta es una empresa donde está totalmente bien intentar algo con mucho esfuerzo, ver que no tiene éxito, tomar el aprendizaje y aplicarlo a algo nuevo". El cofundador Larry Page reforzó el comentario: "Incluso aunque fracasen en su proyecot más ambicioso, es muy dificil fracasar completamente. Esto es lo que las personas no entienden".
El fracaso, por si solo, no alcanza. Es importante generar reflexiones del fracaso que nos permitan mejorar nuestro próximo intento.