Para nuestro equipo de trabajo es reciente esta modalidad de trabajo que, como generalmente sucede con las cosas nuevas, nos muestra algunas resistencias.
El avance de los dispositivos inalámbricos y la enorme variedad de sistemas de comunicación han hecho posible que el teletrabajo se transforme en una opción cada vez más valorada por todos los que trabajamos en sistemas.
De acuerdo a una investigación de la consultora Carrier y Asociados, la noción de empleo remoto está cada vez más instalada. Una de las conclusiones a las que llegó el estudio es que uno de cada cuatro hogares tiene un espacio dedicado para la actividad laboral y, en la mitad de los casos, hay más de un integrante que lo utiliza.
Sobre estos resultados, Enrique Carrier amplía: “Partimos de la base de que la casa tuviera una conexión a Internet. Descubrimos que la gente invierte mayor cantidad de recursos y tiempo en estos proyectos”. Y agrega que “también crece la alternativa de la notebook como una segunda computadora hogareña, que se emplea, por su movilidad, únicamente con fines profesionales”.
El concepto de trabajo a distancia se basa más en alcanzar un objetivo que en el cumplimiento de un horario fijo. Esta modalidad puede ser adoptada tanto para personas en relación de dependencia como profesionales independientes. Según datos de Ministerio de Trabajo de Argentina, en 2004 había 300 mil teletrabajadores, durante 2007 ascendieron a 590 mil y en 2008 esa cifra se disparó a 1.300.000.
Este tipo de tareas son desempeñadas, principalmente, por trabajadores del conocimiento. La clave está en el manejo de cierta información, que puede realizarse tanto en forma presencial como virtual.
En la lista de empleos más comunes aparecen: profesionales independientes, docentes e investigadores, administrativos, actividades comerciales y diseño gráfico, entre otros.
El equipamiento informático puede ser desde algo tan básico como un notebook, un teléfono inteligente y una impresora, hasta algo más complejo como un sistema de encriptación de datos, acceso a video conferencias múltiples, en un entorno de seguridad inalámbrica.
La experiencia del trabajo a distancia implica un beneficio para el empleador y el asalariado. Entre los privilegios que otorga al trabajador, se destaca: un mayor tiempo para dedicarle a la familia, evitar largas horas de viaje, gran flexibilidad horaria, posibilidad de combinar con tareas domésticas, nuevas oportunidades laborales, aumento de la productividad.
Desde la óptica de la empresa, que a cambio de la notebook y una conexión a Internet, disminuye notablemente su infraestructura, genera un menor consumo de energía, reduce los conflictos internos y tiene la posibilidad de expandirse sin gastos estructurales.
Sobre la relación entre ocupación y técnica, Sonia Boiarov, Presidenta de la comisión de Teleservicios en la Sociedad de la Información y el Conocimiento (TIC) sostiene que “gracias a las nuevas tecnología se mejora el uso del espacio y el tiempo. Para iniciar un emprendimiento se necesita un presupuesto mínimo y en caso de no prosperar, la mayor inversión corresponde al tiempo.
Mientras que en épocas de crisis, para las empresas, el despido o el recorte salarial, dejan de ser la variable para ajustar los costos”.
Un análisis de Robert Half International, indica que el teletrabajo y los horarios flexibles son el tercer incentivo superado por los bonos y los días extra de vacaciones para el personal, por detrás del salario y los beneficios sociales.
Entre las empresas que están testeando este sistema se cuenta YPF y Telecom Argentina. Hace pocos días en Argenitna, Cisco y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, iniciaron un programa piloto con el objetivo de promover el teletrabajo como nueva forma de organización laboral.